La psiquiatra de la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital de Valme María Dolores Gómez ha afirmado este martes en Carmona (Sevilla) que cuando se detecta una conducta agresiva entre los adolescentes «siempre hay que tratar de comprender cuáles son las motivaciones que pueden estar detrás explicando esa conducta, tanto por parte del propio adolescente como de su entorno»

Según ha informado la Universidad Pablo Olavide (UPO) en una nota, la psiquiatra ha realizado estas declaraciones con motivo de su participación en el curso ‘Violencia filioparental: intervención integral’, que se imparte desde este lunes hasta este miércoles como parte de la oferta de los Cursos de Verano de la UPO.

Según ha señalado María Dolores Gómez, los casos más prevalentes en estas etapas iniciales de la vida son problemas de conducta que pueden estar relacionados con dificultades del trastorno de déficit de atención e hiperactividad, aunque también se dan casos de ansiedad o del estado de ánimo, si bien depende de la edad, «porque en los niños más pequeños abundan más las dificultades del desarrollo y trastornos del lenguaje».

También ha estado presente en el acto la psicóloga clínica Luna Gómez, perteneciente a la misma unidad, y que ha afirmado que la infancia y la adolescencia son «momentos especialmente significativos que ofrecen una oportunidad al trabajo terapéutico con bastantes expectativas de mejora».

En relación al uso que se le da al término hiperactividad, ha explicado que la sintomatología «tiene mucho que ver con la etapa histórica, los cambios sociales o las formas de crianza en la actualidad», pero que «es posible que la hiperactividad sea un fenómeno que en cierto modo está sobredimensionado a nivel diagnóstico, ya que hay cuestiones que son evolutivas y necesarias y que quizá se tildan como patológicas en demasía».

No obstante, a pesar de que existen los recursos sanitarios «adecuados» para atender los problemas de salud mental en la infancia y la adolescencia, ha considerado que «a veces éstos puedan ser insuficientes para una demanda que estamos viendo que es creciente», a lo que hay que añadir «una mayor visibilidad» y «un soporte institucional que da vía a poder abordarlos y hacerlos más públicos o que pueda actuarse en cuestiones que en otros tiempos quedaban más en el plano privado de la familia».

Ambas profesionales han coincidido en señalar que detrás de una conducta violenta «no siempre existe un problema de salud mental», por lo que es importante «distinguir lo que pueda ser una conducta normal dentro del proceso adolescente, que habrá que comprender por qué se está dando, de lo que pueda ser un cuadro psicopatológico». De hecho, «hay conductas transgresivas que forman parte de la evolución normal de un adolescente».

No obstante, Gómez ha concluido que detrás de muchos trastornos mentales que se diagnostican en la edad adulta existen «signos de dificultades del desarrollo durante la infancia y la juventud si se estudian los antecedentes de esa persona, de ahí la importancia de la intervención de los profesionales sanitarios desde el primer síntoma o sospecha».

FUENTE: www.infosalus.com

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