Las tasas de TEPT y de depresión son más altas, pero también las de problemas hepáticos y dolores de espalda

La pérdida de un cónyuge nunca es fácil, pero la pérdida de un cónyuge por un suicidio podría ser incluso más devastadora, y lleva a que el riesgo de sufrir problemas mentales y físicos sea más alto, sugieren unos investigadores daneses.

Las personas que sobreviven a su pareja son más propensas a desarrollar un trastorno de estrés postraumático (TEPT), depresión, ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo. Los cónyuges que sobreviven también tienen un riesgo más alto de suicidarse ellos mismos, según el estudio.

“Se trata de un evento realmente angustiante para las personas”, dijo la investigadora principal, Annette Erlangsen, del Instituto Danés de Investigación para la Prevención del Suicidio del Centro de Salud Mental de Copenhague.

“Perder a un ser querido por un suicido está estigmatizado y es algo de lo que la gente no habla”, dijo Erlangsen. “Los cónyuges que sobreviven podrían sentirse aislados, y los demás podrían sentir más temor de abordar el tema. Es importante afrontar la pérdida, y eso en parte conlleva que se hable con otros sobre el tema”.

Aunque el estudio no fue diseñado para demostrar una relación de causalidad, los investigadores también encontraron que los que perdieron un cónyuge por suicidio eran más propensos a desarrollar problemas físicos, incluyendo cirrosis hepática, problemas para dormir, cáncer y hernia discal en la espalda.

“Pero la mayoría de los supervivientes consiguieron pasar por esta fase de duelo sin ningún problema de salud grave”, comentó Erlangsen.

En todo el mundo, más de 800,000 personas fallecen por suicidio cada año, indicaron los autores del estudio. Cada una de estas personas podría dejar atrás aproximadamente a 60 parientes y amigos afectados por el suicidio. Los investigadores dijeron que hay programas de respaldo para los supervivientes al suicidio de un ser querido, pero estos programas no están ampliamente disponibles.

Para realizar el estudio, los investigadores usaron un registro nacional que incluía a casi 7 millones de personas en Dinamarca. Los datos cubrían desde 1980 hasta 2014. Había información sobre casi 5,000 hombres y 11,000 mujeres cuyo cónyuge había fallecido por suicidio.

Los investigadores encontraron que en comparación con las personas que habían perdido a sus cónyuges por otras causas de muerte, los hombres cuya pareja falleció suicidándose tenían un riesgo un 70 por ciento más alto de desarrollar problemas de salud mental.

Las mujeres que estaban de duelo por la pérdida de su pareja por suicidio, en comparación con un cónyuge en duelo por la muerte de su pareja por otra causa, tenían el doble de riesgo de sufrir trastornos de la salud mental, mostró el estudio.

Las personas que estaban en duelo por la pérdida de su cónyuge por suicidio eran más propensas a buscar atención de la salud mental, y más propensas a someterse a hospitalizaciones psiquiátricas que la población general.

Además, los cónyuges eran más propensos a usar más licencias por enfermedad, más fondos para la pensión por discapacidad y más servicios sociales que la población general, encontró el equipo de Erlangsen.

El informe aparece en la edición en línea del 22 de marzo de la revista JAMA Psychiatry.

Aunque el estudio se realizó en Dinamarca, en Estados Unidos existen los mismos problemas, dijo el Dr. Eric Caine, codirector del Centro para la Prevención del Suicidio del Centro Médico de la Universidad de Rochester en Rochester, Nueva York.

Junto con todos los demás sentimientos de aflicción y tristeza que puedan tener los supervivientes, también podrían sentirse culpables por no haber hecho algo para evitar la muerte de su pareja, dijo Caine.

“Cuando una persona ha estado casada con alguien que se ha suicidado, se trata de una persona que no solamente va a necesitar apoyo y atención a corto plazo, sino a lo largo de los años”, afirmó.

Caine, que escribió un editorial que acompañó al estudio en la revista, cree que después de un suicidio, los supervivientes necesitan mucho respaldo social.

“Es muy importante que las personas permanezcan juntas”, dijo. “Sabemos que las relaciones sociales son importantes para la salud y el bienestar en general. La conexión social en un momento como este es muy importante”.

Si el duelo se mantiene durante un tiempo prolongado, quizá lo mejor sea buscar algo de ayuda, dijo Erlangsen.

“Si el periodo de duelo se vuelve crónico, es importante buscar la ayuda de un profesional para que uno no termine con problemas de salud crónicos”, añadió.

FUENTE: www.intramed.net

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