El diagnóstico de Alzheimer es un golpe para la familia y para la persona diagnosticada. La familia reaccionará ante la enfermedad dependiendo de su vulnerabilidad y de su grado de fortaleza.

Es importante conocer la enfermedad para poder asumirla. “Un primer paso es la información y el asesoramiento adecuado que les permita no sólo comprender lo que ocurre, sino dar sentido a las emociones que surjan”, aclara Laura Manteca, psicóloga de la Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias de Zamora (AFA), con motivo del Día Mundial del Alzheimer, que se celebra este 21 de septiembre.

También es fundamental que conozcan las intervenciones existentes para frenar el deterioro. A día de hoy, “esta enfermedad no tiene cura, pero sí medios que consiguen ralentizar el proceso degenerativo y conservar sus capacidades durante mayor tiempo”, recuerda Manteca

¿Qué problemas se puede encontrar la familia?

Si el primer problema es la necesidad de adquirir información, el segundo tiene que ver con la elección de la figura de cuidado principal y el reparto de las tareas de cuidado, según indica Cheles Cantabrana, presidenta de la Confederacion Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (Ceafa).

El deterioro global en el paciente afecta a las diferentes esferas de su vida. “Provocará el deterioro en las capacidades cognitivas (memoria, lenguaje, atención, etc.) y funcionales del individuo, ocasionando cada vez mayor dependencia del cuidador”, explica Manteca.

Estos déficits vendrán acompañados en muchas ocasiones de alteraciones psicológicas (sentimientos de tristeza, frustración, ansiedad, miedo, etc.) y conductuales (delirios, alucinaciones, agresividad, insomnio, etc.), siendo estas últimas las que generan mayores dificultades y conflictos con los cuidadores.

¿Cómo actuar al respecto?

Se ha de hacer frente a toda esta problemática de manera planificada. “Un diagnóstico temprano y certero, una información eficaz, y una planificación y gestión adecuada minimizan el impacto de la enfermedad de Alzheimer en el paciente, en su familia y en el cuidador que asume el papel principal”, afirma Cantabrana.

“La familia -continua- debe saber que va a tener que enfrentarse a cuestiones sociosanitarias y a dificultades de otro tipo, y que hay respuesta para ello. Muchas de estas cuestiones encuentran solución en los servicios y prestaciones que se ofrecen desde las administraciones públicas”, añade la presidenta de Ceafa.

Manteca sugiere acudir a sanitarios, quienes ofrecerán pautas de intervención farmacológica. También apuesta por la realización de actividades de estimulación cognitiva y funcional que consigan mantener durante el mayor tiempo posible las capacidades que se van viendo deterioradas.

Cantabrana subraya que lo más importante es acompañar a la persona con Alzheimer a lo largo de la enfermedad procurando darle tranquilidad, amor, cariño y los cuidados necesarios a medida que avanza la enfermedad.

FUENTE: www.dmedicina.com

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